El 26 siempre significó visitar a la familia, hoy sin embargo, significa volver. Igual que el 103, el también vuelve, y eso que de él que jamás había escuchado.
Hoy los viejos conocidos: 124, 24, 71, 168; aquellos que eran la salvación si me quedaba dormida para el colegio, los mismos que me llevaban a los clásicos puntos de encuentro de toda mi adolescencia.. incluso a alguna que otra responsabilidad, ya no me mueven.
Actualmente el 141 me permite llegar a casa después de esos largos días de cursada, pero también me privó de mis clásicas vueltas caminando. O me habré privado yo?
Y el 56, el olvidado 56.. siempre tan cercano al amor, en algún momento me dejaba por allá, y hoy, como son las cosas, me lleva de vuelta.
La A se convirtió en mi gamba fiel, y por favor, que no falle, no quiero ni saber del 5! Pero como olvidar a la B, mis primeras experiencias bajo tierra.
Pasado y nostalgia, también futuro, en los cruces de todos mis barrios, en cada parada, en cada estación, un pedacito mío se desparrama entre baldosa y baldosa y cada vez que lo piso vuelve a mí.
Cuántos caminos me aprendí de memoria, cuantos me olvidé, cuantos han de faltar recorrer.