Febrero es particular,
es la transición entre la paz de enero, y la locura de marzo,
es ver llover, es humedad, es lento.
Febrero dura poco,
para no acostumbrarse al gris,
para no aburrirse de transitarlo.
Justo dos días después, de la mitad de Febrero,
yo me mudo de edad, una distinta cada vez,
le cambio el nombre a mis años, le pongo números a mi vida.
Y aunque lleve puestos mis 24 Febreros,
sólo cuento 23.
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